jueves, 26 de marzo de 2009

El lugar...(2ªParte)

Llegó hasta el punto de encuentro, era un edificio antiguo que si bien antes estaba a las afueras, con el paso de los años se había quedado enclaustrado en mitad de una zona industrial, había sido reformado a trozos, en función de las necesidades de los propietarios e inquilinos, pero conservaba el encanto de los lugares de antaño, como si conservara la memoría de los que antes vivieron allí; pagó el taxi y se bajó de él, apenas había gente, era de noche, la jornada laboral estaba ya mas que terminada, solo quedaban las almas del turno de noche. A lo lejos vió las luces de un coche de seguridad, haciendo la ronda.
Faltaban cinco minutos aun para las ocho, sacó la llave del bolso, él se la dió hace algún tiempo...abrió el portal, entró al ascensor y pulsó el botón para subir al último piso.
En el tiempo que tardó el ascensor, recordó la primera vez que estuvo allí, la llevó él tras semanas de pasiones contenidas, de deseos disimulados, que escapaban sin poderlos controlar, de luchas internas, de miedos , de culpas, sin saber muy bien como definir lo que les pasaba. La primera vez que traspasó aquella puerta tardó en poder ver donde estaba, todo fue como una explosión sin límite, no les dió tiempo a quitarse la ropa, él la cogió en brazos como con rabia y deseo, cerró la puerta de un golpe, la pared se convirtió en punto de apoyo para su espalda y en pocos minutos habían empezado a saciar todo aquel acumulo de sentimientos.
Después, con mas calma pudo contemplar el encanto de aquel lugar, un lugar tranquilo,sin mas pared que la del baño, todo diáfano, algo parecido a lo que ahora llaman un loft, con una cocina separada del salón por una barra, muchos libros, repartidos por todos los rincones,algunas películas en formato DVD,muchas de ellas antiguas, El Padrino, Ciudadano Kane, Casa Blanca, Los Puentes de Madison, El último tango en Paris...entre otras. Música agradable, en frances...Edith Piaf, era la que sonaba.
En la pared, algunos grabados y acuarelas.
Al fondo, una amplia terraza con suelo de madera, muchas plantas, que a el le gustaba cuidar,porque decía que le relajaba y le hacía olvidar lo olvidable.
La cama se encontraba a distinta altura del resto de la estancia...hasta donde se llegaba por una escalera de caracol metálica que parecía diseñada por Eiffel, junto a la cabecera de la cama, un libro...Cien Años de Soledad, de Gabriel García Marquez.
El resto de la decoración era sóbria, callada y a la vez cálida...era como entrar en él. En la profundidad de su alma, era él sin las corazas, sin los gestos aprendidos..porque "es lo que se debe hacer", era su libertad, era él, sin mas adornos...sus libros, sus plantas, su música...Se preguntó si quería entrar en su mundo y si él querría que ella entrara.

La puerta del ascensor se abrió, en su pensamiento... la idea de que si, ...si quería entrar en su mundo, quería ser parte de él, sin forzar nada, solo en complicidad con él.

Solo tuvo que dar un vuelta de llave para abrir la cerradura, eso quería decir, que como era habitual en él, se había adelantado, la puntualidad era una de sus muchas virtudes...Abrió, todo estaba oscuro, la luna se reflejaba en los objetos concediendo al lugar un aspecto sensual y misterioso. Recordó entonces lo que llevaba puesto, comenzó a desabrocharse la gabardina y la dejó sobre un diván que había cerca de la entrada. No se oía nada, tan solo el viento y el golpeteo en la cristalera de las ramas de un arbusto que había en la terraza.

Siguió caminando despacio, era curioso lo nerviosa que estaba, a pesar de no ser la primera vez que se veían. En ese momento comenzó a sonar la música...era un tango, "Por una cabeza", el que sonó en la película Esencia de Mujer, de Al Pacino.

Sintió entonces su olor y cómo sus manos la sujetaban por la cintura desde su espalda. No podía verlo, solo sentirlo, olerlo...el apoyó uno de sus dedos en sus labios indicando que permaneciera callada, ella asintió con suavidad, mientras un escalofrío recorría su espalda.
Se quedó quieta, muy quieta, en tanto él deslizó un pañuelo de seda sobre sus ojos atándolo después, impidiendo que pudiera ver...Sintió calor y frío a la vez, sintió una leve humedad al notar como el cuerpo de él se apretaba contra el de ella, sin dejarla girarse.

Su respiración se hizo mas rápida, su corazón empezó a acelerarse, no sabía, solo intuía y aun así , no tenía certeza de qué sería lo siguiente.

Coninuará...

3 comentarios:

Leni dijo...

Pués tal y como se están sucediendo los acontecimientos..
Creo que va a querer.
Muy buena la forma de describir.
Un beso

ALMA dijo...

me supo a poco... como tiene que ser...

maravilloso

un beso... impaciente

ALMA

Neogeminis Mónica Frau dijo...

Los prolegómenos de esos encuentros furtivos son quizás mejores que el encuentro en sí...el corazón se apresura a latir presintiendo lo que viene...y eso es incomparable!

viene muy bien la trama!!...veremos cómo sigue.

Un abrazo.