lunes, 13 de septiembre de 2010

Con tus manos...


Pasó el tiempo, tiempo raro y confuso en el que las sonrisas se tornaron angustia y desilusión.
A ratos volvía la esperanza de nuevo, nuevamente se marchaba...no quiero pensar en quien se la llevaba, seguramente era yo.
En mitad de mi desolación, por derribo, por abandono, por dejadez, por no quererme, me enteré de que debía quedarme quieta, como el agua, porque al parar, todo se posa en el fondo y se ve con mayor claridad.
Incluso entonces, te tuve a tí...con tu sencillez, sin tantas historias, solo con tus manos, abriste el hueco suficiente para que pudiera ver el sol.
Hoy sigo curando heridas, las que hice, las que me hicieron y procuro defenderme en lo que puedo, procurando seguir viviendo, sonriendo.
Hoy, me alegro de respirar, de estar viva y de que esté la gente a la que quiero.
He sacado una mochila olvidada en el baul de mis recuerdos y la estoy llenando de nuevo, con calma, con la complicidad que proporciona el tiempo, mucho tiempo, contigo.
Y no estoy segura de lo que pasará mañana, pero hoy quiero reirme y conseguir que te rías.
Gracias por estar.

4 comentarios:

Pedro dijo...

Y no dejes de sonreír nunca, ni de plantar cara a la vida,ni de cambiar el invierno por primavera.

Neogeminis Mónica Frau dijo...

El tiempo de curar heridas es triste, suele ser solitario, pero es vital. Si no cicatrizan totalmente no podemos seguir adelante. Espero que la compañía que uno pueda ir aportando ayude en la curación.

Un abrazo.

Neogeminis Mónica Frau dijo...

p.d
me alegra que hayas retornado...

Solo yo dijo...

Yo también me alegro de estar de vuelta y de verte por aquí, Neo.

Pedro, gracias por estar siempre.